lunes, 14 de julio de 2014

Capítulo 14.

POV: Allyson
Los rayos otoñales se asomaban por mi ventana dejando paso a un frío otoño y, posterior invierno. Me desperece con una sonrisa boba en mi cara. Era feliz, lo podía notar. No había quedado con Sean pero estaba segura de qué no habría problema en vernos ese día. Me puse la música a todo pistón y empecé a ordenar mi cuarto. Tenía una cantidad de cosas por en medio: apuntes, un peine, ropa, bolígrafos, más ropa, zapatos, una colonia, pinzas y coleteros, libros,...así que me puse a ordenar y a limpiar. Paul entro en mi habitación.
-¿Qué pasa enana.te has despertado de muy buen humor no?-dijo mientras se abalanzaba hacia mi y me tiraba encima de la cama.
-Ay, Paul me asfixias!!!-grité mientras golpeaba su corpulenta espalda.
Vi una ocasión para escapar mientras me intentaba hacer cosquillas. Le propine una patada a la costilla de manera sutil y me escape, pero mi intento fue en vano ya que enseguida se incorporó y se abalanzo hacia el suelo dejándome totalmente inválida.
-Me alegra que todo bien.-dijo mientras me daba un beso baboso en mi cara.
-Pero qué asco Paaaul!!!.-grité mientras escuchaba su risa de fondo.
Seguí ordenando y limpiando hasta que mi estómago rugió ferozmente y fue entonces cuando me di cuenta que no había desayunado. Bajando las escaleras un dulce olor a gofres y chocolate me embriagó. Y entonces le vi a él. Note como mi corazón aceleraba más y más fuerte. Sonrío y me perdí.

POV: Sean
Había decidido sorprender a Allyson con un delicioso desayuno así que le lleve algo dulce, ya que recordaba que el día que pintamos su casa dijo que "le chiflaba lo dulce" y cito literalmente. Me apetecía sorprenderla cada día, me apetecía enamorarla cada día, demostrarle más y más. Cuando la vi bajar con ese andar saltarín y esa sonrisa en su mirada note como el corazón me dio un vuelco. Las venas me empezaban a abrasar al notar su mirada y su cálido aliento en mi nuca.
-Gracias.-susurró mientras me daba un beso en la nuca, algo que me excito más de lo que pensaba.
-De nada princesa.-dije en tono neutro sin hacer caso a la anterior excitación.-Quiero que empieces el domingo de buen modo.
-Y tan bueno va a ser.-dijo picarona.
No sé si me parecía a mi, o era el cambio de estación o mis hormonas revolucionadas,...pero ¿se me estaba insinuando Allys? La verdad es que ganas no me faltaban, pero quería que todo fuera bien, así que decidí hacer caso omiso a mis ilusiones.
Desayunamos mientras le contaba mis planes para la próxima semana: Resulta que tía Her iba a venir por estas fechas y quedarse para evitar todo el follón que albergaba en su ciudad natal: las fiestas Naiku. Unas fiestas típicas que se hacían en las que la gente se emborrachaba, tiraba cohetes y bailaba...en definitiva: desfase total. Le comenté a Allys si le apetecería ir a su casa y quedarnos allí el fin de semana.
-Claro qué si. Pero, ¿tú y yo?.-inquirió dubitativa.
-Oh, no! También vienen mis colegas y Carol.-eso pareció convencerla más por lo que mis sospechas de que se me había insinuado hundieron toda pizca de excitación. Mejor: me gustaba lo difícil.
-Esta bien, se lo comentaré a Paul, porque quizá...
-Paul, quiere deshacerse del moco verde de su hermana.-dijo el susodicho mientras hacía acto de presencia en la cocina y cogía un gofre y un taza de café.- ¿Qué hay máquina?- decía mientras estrechaba su mano contra la mía
Nos reímos ante la expresión de Allyson.
-Ya veo como me quieres.-dijo fingiendo una absoluta tristeza, algo que no consiguió que su hermano se ablandara pues seguía devorando el gofre.
Recogimos todo mientras hablábamos del finde siguiente.
Me llevo a su habitación y mientras se ponía los zapatos le agarre de la cintura y la giré para besarla. Notaba como el beso iba pidiéndome más y más, pero decidí parar. Me tumbé en su cama mientras terminaba de cambiarse. Cuando termino bajamos bajo y vimos una película en el salón mientras su hermano nos traía la comida.
-Pero qué cursis sois, no veáis eso.-gritó su hermano desde el otro lado de la casa.
-Pero si no es de amor.-grité. Y era verdad, la película iba de la II Guerra Mundial.
-Ya, ya.-dijo su hermano.
-Déjalo, al pobre le quedan pocas neuronas y no sabe que dice.-susurró Allyson en un tono inaudible.
No me enteré muy bien de que iba la película ya que nos pasamos casi todo el rato abrazados y besándonos. En una de esas veces su hermano paso y sopló. Me separé tan rápido pensando que aquel armario empotrado me podría pegar que casi me doy un golpe en la cabeza con un armario. Ambos se rieron.
-Tranquilo héroe, es normal que esteís así.-dijo Paul en medio de risas.-pero si no te importa te la robo el resto del día.-dijo mientras se tiraba encima de ella.
Debo reconocer que me asuste, pensé que le había roto todos los huesos pero vi a una débil y pequeña Allyson luchando y me uní a el haciéndole cosquillas en los pies: mala idea, pues Allys me propinó una buena patada en el hombro. Me fui hacia casa a esperar otro día.
Pero de algo estaba seguro: me encantaba ella y su familia.



Capítulo 13.

POV: Allyson

Hacía tan sólo dos minutos que me había despedido de Sean y ya le echaba de menos. Cerré la puerta de mi casa  y me mordí el labio inferior mientras la alegría brotaba por cada una de mis células. La casa estaba oscura, supuse que Paul habría ido a dormir, mañana tenía trabajo. Fui a la nevera a por algo de agua y vi una notita de rosa fosforito en la que ponía: "Suerte, enana. Todo irá bien. Te quiero, P." La cogí y me la lleve arriba a guardarla en un cajón donde guardaba todos mis "tesoros". Tenía de todo, enserio, desde mi primera barbie pasando por viejas fotos y cartas de mis amigas y "admiradores" hasta algunas piedrecitas que encontraba en el lago que íbamos mi familia en verano.
Me metí en la cama, después de haberme puesto el pijama, y sólo después de recordar el beso con Sean, me dormí.

El timbre no dejaba de sonar, podía escucharlo pero algo me impedía abrir los ojos. Pensé, por un momento, que sería Paul, que seguramente se le habrían olvidado las llaves dentro de casa. Me intenté levantar por septuagésima vez y lo conseguí. Miré el reloj de reojo: 12:45. Quizá ya había terminado de trabajar. Fui a trompicones hacia la puerta y con unos pelos de loca. Abrí la puerta con lentitud mientras emitía un largo bostezo.
-Buenos días, princesa! Verás, hoy tenía pensado....Oh, Dios mío!! Allyson!!!-exclamó Sean. Puse una cara extraña que supuse debió hacerle gracia.-Estas horriblemente adorable.
-¿Qué quieres?-dije algo mosqueada, más bien estaba potrosa.
-Nada, me apetecía verte.-dijo mientras intentaba pasar.-¿Puedo pasar? ¿O acaso escondes a otro chico detrás del sofá?-inquirió.
-Sí, anoche vino el Conde de Drácula a chuparme la sangre.-me mofé.-Es muy pronto.-me quejé.
-Allys, es la 13:00.
-¿Y?
-Que a estas horas no es normal estar durmiendo.
-Ya, bueno pero anoche me acosté a las 7:00, así que sólo he dormido unas...5 horas!!-dije levantando las manos y dirigiéndome hacia el sofá.
Él me siguió y se sentó a mi lado.
-¿Estás enfadada por que te desperté?-preguntó con una sonrisa maliciosa.
-Ajá.-dije poniendo puchero. Su sonrisa se ensancho más.
Se acerco más a mi y posó sus manos suaves en mi rostro atrayéndolo, hasta que al final nos fundimos en un beso corto pero tierno.
-¿Y esto arreglaría lo que he hecho?-dijo a escasos centímetros de mi boca.
Note como volvía a la vida, a estar despierta. Cómo mi corazón bombeaba la sangre con más fuerza. Mis piernas temblaban, parecían autentica gelatina. De pronto note un escalofrío. Él sonrío.
-Quizá, con un par más.-dije inocentona.
Ambos nos reímos y nos volvimos a fundir en besos. Perdiendo la noción del tiempo y del espacio.


POV: Sean

-Pues tengo que hacer muchas cosas: preparar la comida, hacer la colada, limpiar, ordenar todo esto,...-dijo enumerando cada cosa con sus dedos, largos y finos.
-Tranquila, te ayudo.-dije encogiéndome de hombros.
-Sean, tú ya tienes tu casa y estoy segura que tu madre querrá que le ayudes. No te preocupes, esta noche quedamos, cuando haya terminado todo.-dijo mientras sus manos se posaban sobre las mías.
Puse una cara triste pero no funciono, así que me fui hacia mi hogar.
Me dirigí hacia mi casa. Mi hermana jugaba y giraba  sin cesar sobre el porche mientras mi madre la miraba. Mi padre estaba tumbado en el sofá leyendo un libro de suspense cuyo título no recuerdo. Comí, a pesar de que nadie me espero pues mi madre seguía cabreada y salí fuera. Mi madre se sacó una revista de esas de decoración de hogar "Todo en casa". Cogí a Holly por los brazos y le di vueltas, estuvimos jugando durante varios minutos a las cocinitas o algo así decía ella, luego se fue al columpio de la vecina con su amiga, Sasha. Me senté entonces en el portal con mi madre.
-Mamá, siento lo de la otra noche.-no respondió.-Hay una chica, ¿sabes?-dije. Ella empezó a enarcar una ceja. A pesar de tener fama de mujeriego, jamás le había hablado a mi madre de una chica.- Es diferente, me gusta muchísimo y no sé...-empecé a decir.-quiero hacer las cosas bien con ella, creo que ella es mi chica.-dije. Mi madre empezó a sonreír y provocó una sonrisa en mi a su vez.- Deberías conocerla,os gustará.-le dije dándole un beso en la mejilla mientras me levantaba.
-No te vas a librar de ayudarnos, pero estás perdonado.-dijo mientas me daba la vuelta.- Y ahora, cuéntame más de esa chica.
Le conté quién era, dónde vivía. Le dije que era huérfana, que sólo estaban su hermano Paul y ella. Que era inteligente, extremadamente guapa y endiabladamente divertida. Le comenté lo que había sucedido, y aunque no le hizo gracia supe que se sintió aliviada de que ese Sean hubiera muerto. Le conté lo responsable y madura que era esta chica. Mi madre me abrazo y me dijo con dulzura:
-Sean, me alegra que te hayas enamorado por fin.-dijo dándome un beso en la mejilla.
Siempre había considerado a mi madre como mi confesora pero cuando fui al instituto todo cambió. Pero quería recuperar a esa gran amiga, aunque esto no pareciera de "hombres". Esto último me parecía absurdo a día de hoy, por unos estúpidos tópicos me había alejado de mi madre. Estuvimos dos horas hablando e incluso mi padre se unió, Holly me raptó durante media hora y estuve jugando con ella mientras mis padres se abrazaban y nos miraban con dulzura.

Al cabo de una hora volví a mirar la hora: 22:38. Se me había hecho algo tarde así que me fui despidiéndome apresuradamente de todos. Iba casi corriendo cuando me tope de frente con alguien, quien casi cae al suelo. Era ella. Mi mano la sujetaba y nos quedamos a una distancia escasa, apenas centímetros.
-¿Dónde ibas con tanta prisa, princesa?-inquirí
-A buscarte, ya había terminado y necesitaba verte.-dijo sonriente.
Sonreí y le bese en la mejilla.
-¿A dónde vamos?-dijo ella- Llevo todo el día en mi casa y me apetece salir fuera.
De pronto una idea broto en mi mente de modo abrupto. La cogí de la mano mientras daba media vuelta y me adentraba en un callejón. Nos dirijíamos al bosque. Allyson no cesaba de preguntar sobre a dónde íbamos, pero me negué a contestarle. Quería que fuera una sorpresa. Estábamos a punto de llegar cuando me situé detrás de ella y le tapé los ojos con mis manos, ella se quejó pero la callé con un pico. Caminamos despacio un par de metros hasta que al final me detuve.


POV: Allyson

Realmente precioso, me repetía una y otra vez a mi misma. Pude notar un brillo en sus ojos de satisfacción. Me había sorprendido. Nos encontrábamos en una especie de acantilado de piedra dura y compacta y enfrente de este toda la ciudad alumbrada de miles de luces. Se podía escuchar el mar, el viento susurrándole a las hojas, algún movimiento de ave nocturna y de insectos. Varias chimeneas desprendían humo. Me senté justo en el borde del acantilado dejando mis pies colgando del aire y eché mi cabeza atrás pudiendo saborear cada aroma y cada sensación que me envolvían.Había un pequeño lago a nuestra derecha y una casita rural muy rústica.
-Es mía, bueno de mis padres.-empezó diciendo. Abrí los ojos siendo objeto de la incredulidad.- Solemos venir en primavera para realizar alguna fiestecilla.-dijo encogiéndose de hombros.
Se sentó junto a mi y paso su brazo por mis hombros acercándome a él. Ambos suspiramos. Suspirábamos de felicidad, de añoranza, de nostalgia,...Mirábamos el más allá, dispuestos a enfrentarnos ante cualquier cosa que se nos antepusiera entre nosotros. No dijimos nada, no hacía falta. Apoye mi cabeza sobre su hombro  y miramos durante un largo tiempo el cielo. Contemplando como aquel manto oscuro estaba recubierto por estrellas.  Debía de ser muy tarde ya que empecé a bostezar.
-¿Tienes sueño, preciosa?- dijo de repente Sean haciendo que abriera los ojos como platos.
-Un poco.-Dije en medio de otro largo bostezo. Sonreímos mientras nos miramos.
-Vamos pues.
Estuvimos hablando durante el camino de regreso de los estudios, sobretodo de las asignaturas que nos diferenciaban. Notaba interés por su parte y eso me hacía sentir bien, que le importaba. Llegamos a mi casa y ya estaba abriendo la puerta con la llave cuando le escuche carraspear.
Me giré y le vi de brazos cruzados con una cara confusa pero a la vez cómica:
-Lo siento, lo siento,...no estoy acostumbrada a esto.-dije apresuradamente mientras me lanzaba a sus brazos y os fundíamos en un cálido beso.
-Tranquila, pequeña. Habrá tiempo para que te acostumbres. Hasta mañana.





martes, 11 de febrero de 2014

Capítulo 12.

POV: Sean

Nuestras caras se iban acercando mientras nuestros ojos se fijaban. Pase mis manos por su cara y acabe con aquella maldita distancia que me estaba matando y la...besé. La besé tiernamente. Mis labios estaban calientes mientras que los suyos fríos y tan suaves. 
Ella se acerco más a mi, haciendo que aquel beso fuera más pasional. Mis manos volvieron a bajar a su cintura atrayendola hacia mi. Mi cuerpo gritaba Allyson. Los vellos de mi nuca se erizaron y los poros de mi piel brotaban de alegría.
Sus labios carnosos eran un manjar para mi, tan dulces y sabrosos. Abri pasó a mi lengua, en búsqueda de la suya y no tuvo dificultad en encontrarla. Ambas se unieron en una danza rítmica mientras yo sentía que volaba.

No sé cuanto tiempo estuvimos así, besándonos. Sintiendo que pertenecíamos el uno al otro, que jamás en la vida podría encontrar otros labios que encajaran tan bien con los míos, que hicieran sentirme esto que sentía, algo que era casi imposible de explicar mediante palabras.
Supe que ella, desde aquel momento, que ella sería la dueña de mi corazón para siempre.

POV: Allyson

Tenía que estar soñando, tenía que ser un sueño. Era demasiado perfecto. Estuvimos...qué sé yo de tiempo, besándonos. Pero desgraciadamente, mi cuerpo me pedía oxígeno. Lo maldije internamente. Me estaba empezando a ahogar. Sólo entonces me separé lentamente de él, con tristeza por estar separada de sus labios tan dulces. Sabían a menta.
Le miré a los ojos. Los tenía cerrados, los abrió lentamente y una sonrisa se asomo por su boca. Me abrazó fuertemente y sentí por primera vez en mi vida, que nada me haría daño jamás. Es verdad que Paul me abrazaba mucho, pero no se podía comparar ese abrazo con este.
-¿Vamos dentro?-dije de repente.
No es que me apeteciera mucho para ser sincera, pero quería bailar, necesitaba sacar toda esa felicidad fuera. Había decidido darle una oportunidad, un voto de confianza y se lo ganó, y bien merecido.
-Claro, princesa.-dijo mientras su mano se entrelazaba a la mía. Jamás dos manos habían encajado de manera dinámica. Beso mi frente con tanta ternura que me hubiera derretido allí mismo.
Abrimos la puerta e hicimos caso omiso a las miradas de la gente y a sus cuchicheos. Podía ver con el rabillo del ojo como aquella pelirroja ardía en furia y sin querer, una sonrisa brotó de mi cara.
Sus amigos también miraban estupefactos. Él se acercó a ellos, pero antes de que pudiera presentármelos me fui hacia Meredith quien mostraba una sonrisa triunfal: la llamé para contarle lo que había pensado. Era una de las mejores amigas que tenía.
-Por lo visto, ha ido bien.-dijo Meredith guiñándome un ojo
-Muy bien, Meredith. Muy bien.-repetí mientras notaba como Dan se iba. No me importó.
Nos pusimos a bailar enseguida, la música sonaba a todo compás y mis caderas no dejaban de seguir el ritmo. De vez en cuando Jane sacaba su cámara y hacía fotos. Realmente no sé cuantas fotos nos hicimos y lo peor, no sé cuantas nos hicimos en las que yo saliera decente. Didak se ofreció a traernos más bebidas y llegó cargado de cubatas. Creo recordar que era el 4º , pero no me encontraba mal, para nada. Rebosaba de alegría.
De repente sin saber muy bien que pasó, me quede a solas: Meredith y Didak se fundieron en un baile, Jane se besaba con un corpulento chico de tez blanca y yo me quedé en la pista mirando a Dan. Fui a dar media vuelta y justo entonces lo vi.
-Te estaba empezando a echar de menos.-susurró en mi oído.-Bailas increíblemente sexy.-sonrío
No pude evitar esbozar una sonrisa y sonrojarme. El se agarró a mi cintura y yo me volví a colgar de sus brazos. Nos miramos mientras bailábamos la típica canción que bailan las parejas en los típicos bailes.
Alguien tocó mi brazo y ambos nos giramos. Era Jane.
-¿Queréis que os haga una foto? Así la podréis recordar siempre.-dijo Jane sonriéndonos de manera tímida. Sabía que Sean imponía mucho, sobretodo a las chicas del instituto.
Ambos asentimos. Sean besó mi cabeza mientras sus brazos me rodaban y Jane dio el flash. Le encantaba la fotografía, quería dedicarse a eso, profesionalmente. Nos sonrío, habló un rato con nosotros y se fue en busca de su chico.

POV: Sean

La fiesta había terminado. Fuimos de los últimos en salir. Prometí a mis amigos presentarles a Allyson el lunes.Todos se alegraron e incluso apoyaron la decisión que tomé: esa responsabilidad que jamás había tenido me hacía "ser un hombre mejor" me dio Carol. Y así era, así me sentía.
Empezamos a salir de la fiesta y nos dirigimos hacia mi coche. Le abrí la puerta a Allyson y ella se empezó a reír.
-¿Qué ocurre? Estoy siendo un caballero.-dije algo inocente.
-No te pega nada.-dijo con las manos en jarra.
La miré de nuevo y me derretí. Iba extremadamente sexy.
-¿Quieres un babero?-dijo de pronto.
-No, niña creída. Mejor tráeme una fregona para limpiar tus babas.-dije en tono egocéntrico.
-¿Mis babas?-dijo escéptica mientras abría sus grandes ojos y se metía dentro del coche.
-Sí, enfermerita. Sé que te mueres por este Frankstein.-me mofé.
Volvimos a reír.
-Eso quisieras.

Le comenté el deseo de mis amigos, sobretodo de Carol, por conocerla y no pareció disgustarle, excepto que se negaba a conocer a Amanda, algo totalmente lógico contando todas las humillaciones que le había hecho. Llegamos a su casa y la noté extraña.
-¿Te ocurre algo, princesa?-inquirí algo preocupado.
-No, no es nada.
-Pero algo es.-dije
-Bueno, es sólo...que al decir de presentarme pues sonaba como si fuera tu...tu...tu novia-dijo al fin.
-¿Y? ¿Qué tiene de malo eso?-dije sin entender nada.
-No, nada. Pero que es eso, no sé que soy para ti.-dijo de pronto.
-Ahora tú eres mi presente y futuro, la dueña de mi corazón.-dije

Ella se acercó con los ojos lagrimosos, brillantes, y posó sus delicadas manos en mi rostro. Me acercó hasta ella y nos volvimos a fundir en un beso mágico.




lunes, 10 de febrero de 2014

Capítulo 11.

POV: Sean

El fin de semana paso volando. Acabe pasando casi todo el día del sábado con Allyson y su hermano, algo que me encantaba. El domingo estuve ayudando a mi padre e intentando hacer las paces con mi madre, algo que no resulto convincente.
Volvía a ser lunes y yo me levantaba con energía, con alegría incluso. Aunque Allyson ya no pasará a por mi debido a que quedaba antes con Meredith para estudiar por sus exámenes, sabría que la vería y eso me hacía feliz, pero que iluso era...en pocos segundos todo se desmoronaría
Llegué al encuentro con mis amigos, y pude notar frías miradas por parte de Carol y otras por parte de Fred y Alex. Amanda se sentía triunfante, la podía ver con el rabillo del ojo con Alexa y Suzanne. No entendía que pasaba, hasta que Fred me lo contó:
-Te liaste con aquella morena, pero no fueron sólo dos besos.-aquello me asustó.Era cierto que no tenía  nada con Allys, pero también era obvio que era cuestión de tiempo. Y aquello podía tirarlo todo por la borda.
-Dímelo ya, por Dios!!.-pensé en lo peor. Pensé que me la había tirado, literalmente.
-Casi te la tiras, pero no. Hubo mucho toqueteo, mucho...
-Magreo, Sean!!-chilló Carol.-Pero, por Dios, no te gustaba Allyson?-dijo con las manos en jarra.
-Si, claro que me gusta! Es más me encanta. Pero no sé, el alcohol...
-No es excusa.-dijeron ella y Fred a la vez. Alex tampoco me apoyo.
Suspiré de forma abrupta. Sabía que ella se enteraría pero quería explicárselo. Estaba a punto de llorar pero no quería parecer débil así que entre para buscarla. Me deshice de las miradas burlonas de Amanda y sus seguidoras y corrí como alma que lleva el diablo en su búsqueda.

POV: Allyson

Los nervios se apoderaban de mi de manera lenta pero progresiva. Teníamos demasiados exámenes esa semana, por no hablar de las siguientes. Además, haberme enterado que Sean se lío con una chica pues no ayudaba mucho. Me sentía como una estúpida pero sabía que yo no podía reprocharle nada, él no era nada mío, él podía hacer lo que quisiera. Pero no le entendía, si quería jugar con otras ¿por qué se mostraba tan dulce conmigo? Volví a la realidad. Meredith me miraba preocupada, había sido ella quien había visto a Sean.
-Lo siento, creía que lo tenías que saber.-dijo a forma de suspiro.
-No tiene importancia, no somos nada, de verdad.-dije cuando me miraron escépticos. Todos pensaron que sí, algo que también me extraño profundamente.
Nos dispusimos a ir a clase. El examen duro 2 horas de reloj y gracias a Dios me centré en cada una de las preguntas. Al salir de clase vi a la chica pelirroja que según Meredith era la ex-novia de Sean, una de las pocas que no había sido de usar y tirar en una sola noche.
-¿Cómo se siente cuando te utilizan?-dijo con una sonrisa en los labios.
Sus amigas se reían. Notaba la sangre hervir, como mis mejillas se encendían.
Dan también lo vio y me sacó de allí mientras nos dirijamos a la cafetería. Miles de cabezas voltearon, pude ver su grupo y lo vi a él. Dan me apretó más del brazo.
-Vamonos fuera.-susurró en mi oreja.
Entonces vi su mirada: fría y penetrante. Como la primera vez que Dan me habló. Note susurros y varios cotilleos a mi paso, pero no me importo. Me repetía una y otra vez que él no era nada mío y tenía el derecho de hacer lo que quisiera. Nos sentamos fuera, Dan y yo solos: el resto fue dentro para pedir algo.
-Voy a por algo para comer.-dijo mientras mi mirada ausente se perdía con su silueta.  Agaché la cabeza algo...¿decepcionada? No, no podía estarlo. Meredith me avisó.
Entonces le escuché:
-¿Qué haces con ese idiota?-dijo de forma brusca, que todos mis pensamientos se destrozaron. Suspiré hondo y levanté la vista.
-Lo mismo podría decirte a ti de la chica morena, Natalie.-dije de forma fría, pero me arrepentí. No quería mostrarle mis sentimientos.- Qué yo sepa tú y yo no somos ni hemos sido nunca nada.-mi voz sonaba gélido y vi como su rostro se endurecía.
-Te puedo explicar lo que paso, solo...
Llegó Dan y ambos se miraron con odio, con agresión e incluso con ganas de pelea. Notaba que faltaba una chispa para que tuviera lugar y yo no quería ser el centro de aquella pelea.
-Vámonos Dan.-dije simplemente.
Vi la sonrisa triunfal de Dan mientras Sean dirigía su mirada en mi. Estaba claro que algo había habido entre nosotros, o algo podía haber habido pero por errores las cosas a veces se quedan en eso: ilusiones.

Los días transcurrían y el viernes era la noche de Halloween. Recordé con amargor cuando Sean me invitó a ser su pareja, pero no tenía ni ganas ni nada que ponerme. Mi hermano notaba el vacío.
-Allys, no debes enfadarte con él. Mira sabes que no me gustan los chicos que van detrás de ti, pero creo que todo el mundo merece el voto a la confianza y a dejarle que se explique. No creo que estes actuando bien.-dijo mi hermano cuando le conté lo sucedido.
-Pero Paul, fui tonta. Me advirtieron que él era así, era un mujeriego...-empecé a decir.
-¿Y desde cuando te fías de lo que la gente dice? Recuerda lo que decían de mi, de nosotros: que si eramos pobres, que sí nuestra madre se prostituía...-empezó a decir, las lágrimas recorrieron mis mejillas. Sabía que tenía razón, pero ya era tarde para avisarle.- Así que ves a esa fiesta, encuentralo y explícale lo que sentiste y déjale que el explique lo que hizo.-decía mientras me daba mi traje de enfermera "sexy".
-¿Y si es verdad? ¿Si jugó conmigo?-inquirí con un tono de voz tan triste que mi hermano se acerco a abrazarme.
-Entonces se las verá conmigo.-dijo apretando los dientes.
Mi hermano no se metía en mi vida amorosa, pero cuando alguien me hacía daño, no dudaba en entrar en el juego.
Subí arriba mientras me cambiaba. La fiesta no había empezado, quedaban 20 minutos y yo me hallaba sentada en el borde de mi cama, indecisa e indefensa, pero me armé de valor. Decidí que merecía la pena luchar por la verdad, al menos darle el derecho de la duda.

POV: Sean

No me sentía bien y menos al observar cómo Allyson hacía lo imposible para evitar hablar conmigo. Se iba todo el rato con Dan. Miraba a Allyson de una manera que no me gustaba. Noté como la sangre me ardía y recorría velozmente mi cuerpo. Mis ojos echaban chispa y mi mejor deseo para él era que se esfumara de aquel pueblecito.Aquellos sentimientos me abarcaban siempre que él se le acerba, le miraba, le tocaba el hombro o simplemente le tocaba.
Suspiré. Carol me miró. Se le había pasado el cabreo. Ella se lo tomaba en serio, no le gustaba que los hombres se aprovecharán o jugarán con las mujeres pero cuando se lo expliqué lo entendió, no lo compartió.Me dio un fuerte abrazó y rompí a llorar, como nunca antes lo había hecho. Oculte mis ojos debajo de su pelo pero sabía que ella notaba que lloraba. Se sorprendió:
-Sean, ¿estás llorando?-inquirió con un toque de duda en su voz.
-Joder, Carol. Es que creo que es la primera chica que me gusta de verdad, con la que no me aburro pasando el tiempo. Es más, deseo que llegué la hora de verla, ansió verle sus grandes ojos y me siento el ser más miserable y ruin...muy desdichado.-dije entre sollozos.
-Esa chica te ha calado.
-Eso no lo dudes.-dije mientras me abrazaba más fuerte.
Pero la gente no estaba pendiente de mi, bailaban, reían, bebían...podía ver a Amanda regocijarse de mi fracaso, pero yo iba a luchar, por ella, por mi.
Note como varias cabezas se giraron y la vi, de nuevo tan bonita y tan espectacular que me dejo anonado Llevaba una bata blanca de enfermera por encima de los muslos que no dejaba para la imaginación. Un abundante pecho se movía agitadamente, supuse que estaría controlando la respiración. En una de nuestras largas charlas me comentó que se ponía nerviosa cuando todo el mundo la miraba. Carol también la vio, me dio un beso en la mejilla y se fue a la pista en busca de Fred.
Ella fijo su mirada en mi y siguió caminando con paso firme mientras sus piernas se movían ritimicamente. Se sentó donde hacía tan sólo 10 segundos había estado Carol
-¿Podemos hablar en un sitio más tranquilo?-susurró.
-Claro.-dije
Nos levantamos y fui abriendo paso. Estaba abarrotado de gente. Ella enlazo su mano en la mía y la apretó fuertemente. Me quedé unos segundos parado, sin saber que hacer. Note como no había otra mano que pudiera encajar de modo tan perfecto y elegante que la suya y lo supe: Supe que estaba locamente enamorado, supe que ella sería la primera y la última en pasar por mis brazos. Quería que fuera mi razón de sonreír, de existir y de respirar. Deseaba despertarme con ella cada día, entre mis brazos mientras la veía dormir. Ansiaba besarla, tocarla, acariciarla,...
-¿Hay atasco?-dijo despertándome de mis sueños.
-No, perdón. Ya voy. Me he quedado absorto.- me sinceré. Creía que era lo mejor, que a pesar de que muchas veces me he negado a creer en el amor, debía hacerlo, para evitar perderla.

Salimos fuera y fuimos hacia la parte trasera. Varios adolescentes que se metían algo más que la lengua salieron algo avergonzados. Ella tenía la cabeza baja.
-Allys, yo...-empecé a decir.
-Mira, Sean. Es cierto que me ha dolido lo que has hecho, es algo innegable, pero también es cierto que tú eras libre de hacer lo que quisieras. He intentado ignorar lo que has hecho esta semana, he intentado suprimir tu ausencia de mi vida y...he fracasado. Es más me he dado cuenta que no me importa, sólo sé que necesito estar contigo, que por alguna extraña razón me siento completa.-cogió aire.- Quizá para ti haya sido un juego, pero si tengo que olvidarme de ti prefiero soltarlo todo que reprimirlo.
Me sentía bien, ella sentía algo por mi, algo más que amistad.
Entonces le conté lo que había pasado con la chica. Ella pareció entenderlo pero note un toque de decepción.
-Allys, me siento muy miserable por haberte hecho daño. Y no, no quiero que me olvides. Quiero que sigas ansiando mi compañía, no quiero que suprimas mi presencia de tu vida....
-¿Por qué?-inquirió ella dudosa.
-Acaso no te das cuenta?-dije- Desde aquel momento que te vi siento la necesidad de conocerte, tengo sed de ti, de tu risa de tus profundos ojos grisáceos, de tus sonrosados labios, de ese tono melocotón que adquieres cuando te avergüenza algo o simplemente te pones nerviosa. Anhelo tu compañía, y me siento completamente vacío cuando no estoy contigo. Nunca ha sido un juego, tú no eres un juego. Tú eres lo que siempre he buscado y en ti he encontrado.

Notaba como sus ojos brillaban y varias lágrimas recorrían su cara, pero yo estaba igual. Nos acercamos lentamente el uno al otro, sin dejar de mirarnos ni un instante.Sus manos se enlazaron alrededor de mi cuello con suavidad mientras que yo las situaba en su cintura. Estuvimos mirándonos durante varios segundos...


Capítulo 10.

POV: Sean

Los rayos fríos de octubre iban calándome por todo el cuerpo. Me dolía absolutamente todo. Recordé vagamente la noche de ayer: bebidas,Fred, amigos, alcohol, chicas, Alex, una morena de labios rojos me guiñaba el ojo, más alcohol, música a toda ostia, bailes, la misma morena más cerca...pero ya está. No sabía quien era ni su nombre, ni si había ocurrido algo. Mire de reojo la hora: 13:30. Me levanté de un bote, algo de lo que me arrepentí en seguida pues los efectos del alcohol hicieron que me mareará profundamente. Había quedado con Allys, es cierto que no dijimos una hora pero...oh, mierda! Me dije a mi mismo.
Anoche no quería recogerme pronto pero por una y por otras al final acabe llegando a mi casa a las 8 de la mañana.
Me vestí apresuradamente y fui corriendo a la cocina. Aún me dolía la cabeza, pero no quería desaprovechar la oportunidad de verla. Mi madre me miraba con recelo. Estaba enfadada, lo podía notar. No me dijo nada, me castigo con su silencio durante más de un mes. Algo horrible ya que me tenía que encargar yo sólo de todos mis asuntos. Salí de casa y me dirigía a la suya cuando la vi. Y sentí que mi dolor de cabeza, el agarrotamiento de mis músculos y la debilidad de mis huesos se desvanecían en ese instante.
Llevaba una camiseta grande, como una XL, unos jeans negros bastantes desgastados y unas deportivas viejas. Tenía unos cascos mientras pintaba alegremente. Me acerqué a ella y le toqué la espalda. Se sobresaltó de una forma exagerada. Me miro con esos profundos ojos y después de un rato, sonrío.
-Creía que ya no venías así que me tomé la molestia de empezar.-dijo mientras dejaba una brocha en un cubo de pintar. En el bote ponía "Blanco roto". Habían otras tonalidades como Amarillo Napoles, Amarillo Ocre y Amarillo Mostaza.
-No, me quedé durmiendo. Anoche se lío la cosa.-dije encogiéndome de hombros mientras algo extraño pasaba por mi mente. Tenía la vaga sensación de que aquella moreno de labios color rojo satén y yo había habido algo más que miradas.
-Bueno, empecemos pues.-dijo. Agradecí que no me preguntara demasiado por al salida de anoche.No recordaba mucho de la noche anterior y no estaba seguro de querer hacerlo. Estuvimos un rato callados, hasta que rompimos el silencio: le pregunté más cosas de ella. Necesitaba saber que le gustaba, que era lo que le apasionaba hacer en sus momentos de libres, sus "hobbies", cual era su sitio preferido en el mundo,...
-Oye, yo también quiero saber cosas de ti.-dijo de repente.-Te interesa mucho lo mío, pero a mi también me interesas tú.-dijo clavando sus pupilas en las mías. Me embobe, como un loco. Como un loco enamorado.
-Bueno, ¿y qué quieres saber de mí?-estaba pintando con sumo cuidado los bordes de la puerta.-No hay nada de misterioso.
Me preguntó sobre mi película favorita, sobre mi familia, se intereso muchísimo en mi hermana pequeña Holly, y aquello me inundo de ternura, me preguntó sobre mi futuro,...
Estuvimos así dos horas, hasta que mi estómago rugió como un león y me aparté. Ella empezó a reírse.
Sacó una pizza casera y nos sentamos en el porche mientras contemplábamos como los árboles yacían desnudos. Suspiró y deseé con todas mis fuerzas ser la causa de ese suspiro. De poderlo ser.
Se levantó de pronto, y mientras  yo miraba atontado como una hoja caía lentamente del árbol, note como mi cara se humedecía. Mire arriba  y la vi con la brocha. Toqué lentamente mi mejilla y en efecto, me había pintado. Deje la pizza a un lado.
-Acabas de cometer un error, princesa. Te arrepentirás de esto.-dije mientras cogía la brocha grande y corría detrás de ella.
Ella se río de mis amenazas pero en sólo 10 segundos la atrapé, la rodeé con mis brazos y pasé la brocha llena de pintura amarilla.
-¿Quién se ríe ahora? ¿Eh? Dime!!-dije al ver que no contestaba mientras se removía entre mis brazos.
Sin darme cuenta me propinó una patada a mis partes sensibles, dejé la brocha y me agazapé mirándola con asombro y odio. Cogió el bote de pintura medio vació y me tiró el resto sin pensarlo dos veces. Me empapo entero.
-El karma siempre está de mi lado. Recuérdalo, héroe.-dijo con una sonrisa triunfante, pero yo no iba a permitir aquello así que en un momento en que ella se despistó debido a sus grandes y sonoras carcajadas la cogí tumbandola en el suelo y ambos fuimos rodando.
Ella pataleaba, mordía, reía, gritaba...pero no la solté y si por mi fuera, hubiéramos estado así siempre. Mientras que mi piel y su piel entraban en contacto, mientras que podía notar su cálido aliento sobre mis mejillas. Nos miramos y aquello me recordó a la vez que hicimos novillos, creo que ella también se acordó por qué sonrío y  noté como aquella sonrisa se adueñaba de mi felicidad.


domingo, 9 de febrero de 2014

Capítulo 9.

POV: Allyson

Escuché el timbre mientras estaba tumbada en el sofá comiendo muchas palomitas en un bol de color azul turquesa. Antes de que me levantara, vi como mi hermano se acercaba hacia la puerta.
-Hola, Sean!-dijo mi hermano en medio de un largo bostezo.- Ahí tienes a la cabra loca.-dijo mientras me señalaba con un dedo.
-Ey, ey!! Aquí de cabras locas,  nadie.¿Me oyes?-dije poniéndome de pie de un bote en el sofá. Reímos. La verdad es que tenía unas pintas de loca: calcetines que cubrían todo mi pantalón, un moño deshecho y una camiseta de mi hermano que me venía enorme. Baje de un salto y me dirigí hacia mi cuarto.- Voy a cambiarme, no tardo.
-Ya, como si eso fuese posible.-dijo mi hermano en medio de un bufido. Sean y él chocaron las manos.
-¿Por qué no te has arreglado antes?-inquirió Sean.
-Por perrería.-dijimos mi hermano  y yo al unísono. Nos reímos.
Me sentía realmente feliz, notaba como cada "pizca" de alegría recorría mi cuerpo siendo transportada por cada una de mis venas. La sonrisa de idiota no se me quitaba de la cara. Llegué a mi cuarto, que por primera vez estaba ordenado: muy raro en mi. Fui hacia mi baño particular  y descubrí con horror y risa mi aspecto: era deprimente. Me encogí de hombros y me metí en una ducha fría. Me gustaba ducharme con agua bien fría, incluso en los inviernos más gélidos. Me hacía sentirme viva, sentir esa sensación...algo extraño. No tarde ni 10 minuto en ducharme. Cogí unos jeans de color azul  pastel y una camisa con pájaros de colores. Me puse mis vans preferidas y mi gran bolso de tonos neutros. Maquillé un poco mi cara, cepille mi larga melena de forma desesperada: me moría por pasar un rato con él. Mordí mi labio inferior al pensarlo, al pensar que estaríamos, prácticamente, todo un finde juntos. Algo de rímel para mis pestañas y un poco de colorete para dar color. Baje las escaleras de forma apresurada, no sin antes verme 5 veces en el espejo. "Respira, Allys. Es sólo un chico" me dije a mi misma, mientras que mi subconsciente decía "Un chico increíblemente guapo y atractivo". Ladeé mi cabeza hacia varios lados y baje.
Ambos estaban en el sofá mientras comentaban algo del último partido de Rugby. Ninguno noto mi presencia por ello carraspeé fuerte y exageradamente. Se giraron.
- Si estás esperando a qué te digamos lo guapa que vas, olvídalo.-dijo mi hermano.
-Sí, la verdad es que das algo de pena vestida así. Además no he traído ningún discurso para la ocasión.-se excusó encogiéndose de hombros.
Me quedé con la boca abierta y entonces empezarón sus risas.
-Panda de idiotas!-dije fingiendo un absoluto cabreo. Mi hermano se dio cuenta pero Sean no, y estaba preocupado.
Mi hermano también se percató que Sean estaba preocupado por ello, el muy canalla le dijo:
-Suerte con la fiera.-mientras le daba una palmada en la espalda y desaparecía de nuestro campo d visión.
Se levantó sin decir nada y nos fuimos. Fuera estaba su coche de color rojo satén. Parecía nuevo, realmente  nuevo, estaba curiosa pero mantuve la compostura.
"Bendito Karma".-pensé.

POV: Sean

Estaba algo abrumado, pensaba que estaba realmente enfadada. Tenía una mirada fría y una cara inescrutable. Trague saliva y me armé de valor:
-Allys, yo, bueno estaba de broma...-empezaba a balbucear. Jamás me había sentido así.-bueno, no sé...tú te ves preciosa siempre.-dije mirando hacia la carretera.
Escuché como alguien empezaba a reírse de forma acalorada, como si hubiera aguantado la risa durante mucho tiempo y eso es lo que le ocurría a ella: había aguantado tanto que había explotado. La miré de reojo empezando a entender todo y sonriendo por dentro aunque por fuera me sentía estúpido.
-Pero que tonto eres!.-dijo mientras me miraba con aquellos dulces y tiernos ojos grisáceos.
Estuvimos hablando de su hermano, de sus rutinas, me contó como era su vida antes de venir aquí, de sus antiguas amigas, del tiempo que hacía en su ciudad natal, de lo que solía hacer allí,...Hablaba mucho y gesticulaba en cada palabra. Tenía una pequeña y adorable manía: se mordía el labio inferior. Pero aquello me volvía loco, me traía de cabeza a la locura. Su respiración era agitada. En más de una ocasión tuve que recordarle que respirara.
-Lo siento, hablo demasiado. Paul lo dice, dice que es difícil tratar conmigo, por qué cómo no callo pues la gente se suele sentir desesperada...-empezó a decir mientras movía rápidamente las manos. Estaba nerviosa.
-Pues no es mi caso.-dije de repente.- Para mi cada segundo que pasó contigo es cómo estar en el paraíso.-dije
Ya no me avergonzaba de lo que decía ni me arrepentía de ello. Tampoco lo ocultaba por que no lo consideraba ni necesario ni maduro. Me gustaba aquella chica, me gustaba muchísimo. Más de lo que las otras mujeres me habían gustado. Note cómo se sonrojaba y una sonrisa se escapo de mis labios.
-Yo siento lo mismo.-dijo con un suave tono.
Aquello sonó como gloria en mis oídos. Llegamos a la bolera. Apenas había gente, pero sí varias personas del instituto que no pudieron disimular sus miradas de incredulidad. Pero ni a ella le molestó ni a mi me importó. Era obvio que ellos pensaban que ella era una más, pero yo sentía que no era así. Que ella sería la única. Empezamos a jugar. Pensaba que apenas podía levantar la bola y me ofrecí a ayudarla pero para mi sorpresa no fue así: rechazó mi ayuda, algo que me confundió, y tiro la bola tirando todos los bolos excepto dos.
-Ánimo héroe! Intentaré no dejarte muy mal delante de tus amigos.-susurró mientras miraba a los chicos y chicas que nos miraban curiosos.
Sonreí. Siempre conseguía sorprenderme.
Estuvimos 2 horas y media jugando entre risas, agarres, piques y muchas, muchas miradas, hasta que al final a las 8:00 decidimos volver a casa. Nos dirigíamos hacia el coche cuando escuche sus tripas sonar de forma ensordecedora. Se avergonzó.
-Gracias, amiga.-dijo en un tono apenas audible.
-Tranquila. Vamos a comer algo.-dije sonriendo. Una buena excusa para pasar más tiempo con ella.
-Sorry baby! He quedado con Paul para cenar, ¿te apuntas?-dijo de repenté.
-Claro.-sonreía como un idiota, lo notaba y estaba seguro que ella lo notaría.
Llegamos a su casa entre risas y largas conversaciones. El gran cielo oscuro nos ofrecía una capa de brillantes estrellas sobre nuestras cabezas. Me apasionaba la astrología y me entusiasmaba la idea de poder explicarle a ella cada una de las constelaciones. Entramos a su casa y un olor a pizza casera embriagaba el ambiente. Por detrás de la barra americana apareció su hermano con una sonrisa adornando su cara.
-¿Qué tal ha ido?-inquirió.
Allyson estaba apunto de hablar pero vaciló así que me adelante:
-No veas el repaso que le he pegado.-exageré. Me había ganado en todas menos 1.
Ella iba a reclamar pero le tape la boca. Varias carcajadas hicieron eco en aquella casa.
Me sentía totalmente en familia, nos reíamos y actuábamos de un modo que parecía que nos conocieramos de toda la vida. Veíamos programas de la TV mientras comentábamos toda serie de paridas. La risa de Allyson se me clavaba en mi cabeza, era un repiqueteo constante tan dulce y tierno que me embobaba demasiadas veces. Mire el reloj de reojo: 23:30. Llevaba más de 6 horas sin aparecer por casa y prometí a Fred salir esa noche con ellos.
-Allyson, me tengo que ir. Es tarde y he quedado con Fred y estos.-dije rascándome la cabeza.
Note como su mirada se apagaba y algo dentro de mi, no sé que exactamente, tuvo la ansiedad de protegerla de decirle que volvería.
-No te preocupes! Te he raptado mucho tiempo. Pásatelo bien, caníbal.-dijo mientras abría la puerta de su casa.
Me despedí de su hermano hacía dos horas: se fue de fiesta. Me aterraba dejarla allí sola, algo que no comprendía pues ella no corría peligro. La mire apenado y me detuve en sus labios sonrosados y carnosos. Deseaba probarlos, me incitaban pero quería hacer las cosas bien y más ahora que eramos muy buenos "amigos". Me acerqué a ella, guiado por un impulso, acerque mi mano a su mejilla: su tacto era suave e incluso podría decir que era tentador. Nos miramos durante que sé yo, sólo sé que mis deseos de ir despacio iban atenuándose mientras me acercaba a su boca. Nuestros ojos no dejaron de fijarse ni un sólo segundo. Y justo entonces sonó mi móvil. Era Alex.
Lo maldije por dentro. Volvía a meter mi móvil en el bolsillo y vi ese tono melocotón adornando sus sonrosadas mejillas. Me acerqué a una de ellas, con el deseo de devorarlas a besos y le di un tierno beso.
-Hasta mañana preciosa!-dije con un tono de voz tan triste que me sorprendió.


lunes, 3 de febrero de 2014

Capítulo 8.

POV: Allyson

Por fin era viernes!!! Necesitaba un fin de semana, de esos que no haces nada. De esos que aprovechas haciendo tus hobbies. Me levanté de la cama de un saltó dando grandes zancadas hasta llegar al armario, mi gran armario. Me puse lo primero que vi: unos jeans bien ajustados y un jersey rosa pálido. Cepille mi melena pero vi que aquella mata de pelo no se podía dominar por lo que decidí recogerlo en una cola alta.
Baje los escalones de dos en dos mientras tarareaba una canción. Mi hermano no estaba.
Desayune rápidamente y me fui. Teníamos el primer examen: biología humana.
Había quedado con Meredith para darle un último repaso. Me apeno muchísimo no ver esa mañana a Sean pero ansiaba el recreo para poder verle. No entendía por qué pero aquel chico me atraía enormemente.
Ahí estaba Meredith, nos metimos en la biblioteca y nos pusimos a estudiar como locas.

POV: Sean

Mis días se estaban volviendo algo monótonos. Algo que me angustiaba y agobiaba. Necesitaba un cambio y decidí que aquel finde haría algo, antes de que aquella aplastante rutina me asfixiara.
Habíamos terminado la clase. Sólo teníamos una: dibujo técnico II. Se me paso rápidamente.
Decidí esperar a Allys, algo que no entendía, no sabía por que lo hacía...
-Te gusta.-dijo Fred mientras me sacaba de mis pensamientos.
-¿Qué?- no había iniciado ninguna conversación. Además él no podía saber que pensaba.
-No sé, parecías pensativo. Y con esa cara de bobo no es difícil adivinar que ocurre.
-Sí.-dije a forma de suspiro.
Me dijo de quedar el finde, pero no sabía que haría. Estaba confuso, algo abatido y no entendía la razón.
De repente la vi salir, con su sonrisa adornando su cara: tan fresca y delicada.
Sonreí inmediatamente. Había algo en ella que hacía que mi chip. Hacía que sonriera.
Me vio y se acerco.
-¿Me esperas a mi?-dijo sorprendida.
-No, en realidad estoy esperando haber si la reina de Inglaterra se digna a aparecer.-dije sarcástico. Me dio un empujón.- Me vas a traumar con tanto golpe.-dramatice. Rodo sus ojos y empezó a caminar.

POV: Allyson

-Pues el examen me ha salido bien. Bueno para un 10 no, pero apruebo seguro.-dijo encogiéndose de hombros.
-Me alegro mucho.
Se le notaba decaído. Lo podía sentir, no entendía por que, pero aquella actitud provocaba impotencia en mi. No sólo por él, por todo ser humano. Odiaba la debilidad, a pesar de que yo era una de las más débiles. No tenía una fortaleza pero si un armazón que me cubriera de los daños, a pesar de que este estaba bastante dañado.
-Sean¿quieres hacer algo este finde?-dije sin apenas pensar. Un minuto más tarde, con todo el silencio apoderándose de la conversación, me arrepentí.
-Pero¿cómo? ¿contigo?-dijo tan sorprendido que abría demasiado los ojos y enarcaba las cejas.
-Bueno, si no quieres no. Pero no conozco aún a mucha gente y bueno, me apetece hacer algo este finde que no sea encerrarme en casa y ordenar las miles de cajas que tengo esparcidas en el suelo.-dije ofendida.
Río ante mi actitud. Su risa se colaba por mis huesos haciéndome estremecer. Era, podría decirse atractiva.
-No es eso, enana. Es sólo que me había sorprendido que quisieras una cita conmigo.-dijo guiñándome un ojo.
Me quede parada. Con la boca abierta y probablemente con los ojos tan abiertos como hace apenas un segundo los tenía él. Empezó a reírse exageradamente.
-Estúpido.-dije mientras le pellizcaba.
-Bruta.-me sacó la lengua.-Bueno, y ¿dónde me piensa llevar? Ya le digo, señorita, que por lo general prefiero ir a restaurantes caros o al cine...-bromeo. Volví a rodar los ojos.
-¿Qué te parece que te de un paliza en la bolera?Así podre aplastarte como a un insecto.-dije poniendo mis manos en la cadera a modo de jarra.
-Lo que tú digas. Pero si te gano, no vayas a llorarle a tu hermano.-se mofó.
Seguimos haciendo el idiota y picándonos hasta que llegué a mi casa. La miré y otra idea brotó por mi ágil cerebro.
-También podrías venir el sábado si quieres, podrías comer aquí y ayudarme a pintar esta casa.-dije con la mirada más angelical. "Bien, Allys. Pareces una loca obsesiva por estar a su lado".
-Será un placer estar a tu lado.-sonrío- ¿Te recojo a las 5:00?
-Muy pronto, ¿no crees?-dije algo dubitativa.
-Para mi nunca es pronto, cuando se trata de verte.
Sentí como aquellas palabras se adentraban por mi corazón y se adueñaban de cada parte de mi cuerpo. La sangre me empezaba a subir por las mejillas. Me mordí el labio inferior. Mi corazón daba fuertes contracciones y dilataciones, hasta el más sordo podría oírlo. Y él estaba ahí, con esa sonrisa traviesa que me volvía completamente loca, sin dejar de mirarme con esos ojos que me incitaban.